Tapa blanda: 76 páginas
Editor: Editorial siglo 21
Colección: poesía
Idioma: español
Depósito legal: GR 654-2020
ISBN: 978-84-121482-6-8
Tapa blanda: 76 páginas
Editor: Editorial siglo 21
Colección: poesía
Idioma: español
Depósito legal: GR 654-2020
ISBN: 978-84-121482-6-8
HIERRO Y PEDERNAL
De pedernal que pecho esconde duro
se irradia lumbre que por ojos mana,
que en ceniza a mi fe convierte ufana
y a mi esperanza cerca en fuerte muro.
En cruel latido hierro hay, seguro
de chispa que de ti encendida emana
con afán destructor con que se afana
para frustrar anhelos que procuro.
¡Fuego y ceniza!, es mi triste estado.
Ilusiones, que rotas, se han perdido
en un continuo afán desesperado.
Hay hierro y pedernal en tu latido
que han frustrado mis ansias, y me han dado
profundo desengaño en mí sentido.
REGÁLAME SONRISAS
Si no pudieras darme una moneda,
regálame sonrisas.
Regálame sonrisas
con que pudiera paliar mi agonía
y desespero.
Mendigo de ternura
sólo le pido a la vida una mirada,
un gesto bondadoso de tus ojos,
un aliento de esperanza.
No avives tu mirar esquivo
de quien busca anhelante un gesto,
quizás una llamada.
Mendigo de la vida
estoy buscando un atisbo de ternura,
rayo de esperanza que aliente latido
de un corazón maltratado
por puñales de escarnio.
Regálame sonrisas que germinen en mi pecho,
donde florezcan tiernas primaveras
de esperanzas y deseos.
¡Regálame sonrisas!
LATIDOS
Está el espacio henchido de presencia
con esa inmensidad de tu mirada.
Empapado en tus ojos,
qué aliento de ternura
percibido en la estancia;
qué cercano el perfume de tu piel;
qué enorme la dulzura de tus besos;
qué plenitud de amor.
Un halo de armonía
se extiende en el espacio que nos une
con caricias ansiosas de unos cuerpos
que viven sus anhelos compartidos.
Y en este palpitar de sensaciones
nuestra esencia se impregna del delirio
que desborda sentidos embebidos
en latidos colmados de deleites.
Y el néctar destilado en nuestras almas
va impregnando los besos
con la caricia al oído de un «Te quiero».
ALMA OTOÑAL
Tengo el alma teñida de amarillos
otoñales, y cobre envejecido,
madura de experiencias,
serena de inquietudes,
calmada de apetencias,
sumisa y resignada a su destino.
Tengo el alma con hojas ya caídas
que están en vertederos del olvido:
las páginas pasadas
de afanes imposibles
en múltiples batallas
de ingenuo corazón entonces niño.
Frustrada por un mundo de intereses,
tengo el alma tardía en un vacío
repleto de añoranzas,
cargado de silencios,
baldío de palabras,
juguete del azar y de su sino.
LA PALABRA (Palabras de amor)
No esconden su color las margaritas
ni la olorosa rosa sus aromas,
no oculta primavera su belleza
y el triste otoño exhibe su hermosura
con hojas amarillas que en el suelo
le prestan un rumor a la pisada.
No disimula el viento su silbido
cuando tañe las ramas de los árboles,
ni evita su frescura suave brisa
que cabalga en las olas de la playa.
No se reprime el pájaro en su canto
cuando expresa su amor en verde rama,
y generosa tierra tras la lluvia
expone el germinar de sus semillas.
No palidece el sol en su alto cielo
ni la sombra se esconde de la noche,
ni las estrellas pierden su fulgor,
ni la montaña encubre blanco manto
que sobre sus laderas se aposenta.
Si la naturaleza así se expresa,
¿Por qué el hombre callar con la palabra?
Vuele libre y ligera, como el aire,
sonando sus armónicos al alba
de un nuevo amanecer que nos ofrezca
un mundo de ilusión y de poesía,
un mundo sin rencilla y de esperanza,
un mundo de entusiasmo y sin codicia,
Vuelen las mariposas de colores
con alas que no pesen en el éter
cargadas del ensueño y fantasía.
También que la palabra sea dardo
que se clave en el pecho vanidoso
del hombre lenguaraz y aprovechado,
del hombre encaramado en su soberbia,
del hombre pervertido y envidioso.
No quiero que enmudezca primavera
de bellas margaritas y de rosas,
ni el triste otoño en su melancolía;
no quiero que enmudezca el viento libre
que cabalga sobre olas en mar bravo,
ni enamorado pájaro en su rama,
ni el sol que nos alumbra desde el cielo,
ni la noche que alberga a nuestra sombra
con estrellas doradas que nos velan,
ni montaña arropada con su manto.
Que sea la palabra liberada
estandarte del mundo que nos una,
que sea la palabra liberada
tesoro que incremente su fortuna.
MI DELIRIO
Es tanto lo que te quiero
que he perdido hasta el sentido
porque me muero por verte
si acaso no estás conmigo,
porque me das alegría
y me tienes seducido,
porque tú eres la brisa
con la que mejor respiro,
brasa que me da calor
cuando necesito abrigo,
agua fresca de la fuente
en escarpado camino,
la posada que me acoge
cuando siento más el frío.
Eres un rico regalo
a enamorado latido,
ilusión con que se alienta
este campo de jacintos
que están brotando en mi pecho
convertido en fuego lírico.
Eres tierra ante el naufragio,
eres sueño no fingido,
eres paz entre la guerra,
eres tú mi dulce alivio,
el aire de la montaña
que refresca mi postigo,
la luz clara que me alumbra
cuando me siento cautivo
de la pasión amorosa
de un corazón sometido.
Eres vida, dulce ensueño,
eres dicha, tierno alivio,
brasa o brisa, la posada
que cobija a mi cariño,
ilusión, paz o regalo,
ingredientes de mi idilio;
agua, tierra, aire, fuego,
aliento de mi delirio.
A UN RUISEÑOR MUERTO
He hallado un ruiseñor
tendido en la vereda.
¡Cuánto canto callado
había en la alameda!
Dormidas en sus ramas
notas de luna llena,
silencio sobre el agua,
negra la verde hiedra,
callado su ramaje
sin trino que ofreciera.
¡No quedan ruiseñores
en esta mi ribera!
He hallado a dulce amigo
tendido en la vereda;
negros están sus ojos
muerto sobre la tierra.
Se han teñido de luto
del río hasta las piedras,
las hojas ya tiritan,
¡frío les da la ausencia!,
el viento en su gemido
deja un halo de pena.
¡No quedan ruiseñores
ni alma de poeta!
BALANZA TRUCADA
Tu herrumbrosa balanza ves trucada
y callas. Ciega no eres: indulgente
con poderosos, cruel con pobre gente
triste que apenas tiene casi nada.
La que en un tiempo fue afilada espada,
verdugo del infame delincuente,
está hoy perezosa e indecente,
receptiva a las dádivas, mellada.
¿En qué te has convertido, extraña diosa?
No te conozco hoy pues en farsante
te has mudado, en extremo maliciosa.
¿Qué interés te ha empujado a ser maleante
en esta sociedad tan azarosa?
¿Qué te ha llevado a ser tan inquietante?
A LA COBARDÍA
Justifica su miedo el que es cobarde
inventando el peligro inexistente,
y a diferencia de hombre que es valiente,
paralizado actúa siempre tarde.
La vida lo remolca en un alarde
de vana voluntad; falaz prudente,
por espanto no ejerce pues presiente
que existe una amenaza que le aguarde.
Escondido en la sombra que lo acoge,
es en el reino de Hades donde mora.
¡Feudo de atroz cobarde lo recoge!
Despreciado por todos, la demora
frente a celeridad, medroso, escoge,
condenado a vivir sin la victoria.