NO QUEDAN RUISEÑORES JUNTO AL RÍO

CUANDO SEA UNA CARGA

CUANDO SEA UNA CARGA

 

Cuando nadie me quiera y sólo sea

una carga, llevadme al camposanto

con mi madre. Seguro que mi llanto

enjugará cuando ella allí me vea.

 

No me dejéis aquí si se recrea

en mi vida la muerte; solivianto

no haya por mi ausencia; ningún planto,

consolado por ella, mi alma desea.

 

Dejaré de llorar en compañía

de quien me dio la vida que aquí dejo,

porque tendré el consuelo que quería.

 

Si del mundo apenado yo me alejo,

no sufráis, que jamás a él volvería

pues de su cruel tristeza soy reflejo.

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