NO ESCUCHO SU CORAZÓN LATIENDO
Escucho el corazón de la noche
porque quiero oír su latido.
Siento el son del viento
y el eterno rumor de las olas del mar.
También oigo el silencio.
En el interior de la tierra
siento del volcán su estruendo,
los pájaros en la alameda
y el arroyo, que por la ladera baja,
corriendo.
También escucho los grillos
y el mochuelo.
Pero, ¡ay!, no escucho su corazón latiendo.