LAS GOLONDRINAS
¿Dónde estuvisteis, negras golondrinas,
en este invierno frío terminado?
¿Dónde se oyó el trisar de vuestro canto
en vuelo que incesante surca el aire?
Por fin habéis devuelto la alegría,
en este ambiente cálido,
con ruidosos chirridos,
a un soñador nostálgico,
ese que ansiaba vida,
ese de fácil llanto
porque corre la vida presurosa.
Este alegre chirriar ha despertado
la viejas ilusiones de aquel hombre
que soñaba la eterna primavera,
la que alegráis vosotras mientras tanto.
Se han llenado de flores y de aromas
estos hermosos campos que me ofrecen
unas preciosas gamas
y que contemplo hoy,
desde la iglesia, en su alto campanario.
Algunas margaritas
han salpicado el verde
tiñéndolo de blanco.
Las ramas se han cubierto con las hojas.
Se han vestido de fiesta,
en la orilla del río, verdes álamos.
¡Ya tiene golondrinas su ribera!
Admirando el paisaje
siento que el corazón,
más fuerte en mí latiera.
Vienen las golondrinas y me han traído,
con los nuevos perfumes,
alegre y colorida primavera.