EL TIEMPO
Pausadamente el tiempo se desliza
debajo de los pliegues de mi piel,
y mudado en finísimo troquel,
va grabando mi cara y la actualiza.
Como artesano hábil utiliza
con mano magistral sutil cincel
que sin causar dolor, pero muy cruel,
en mí profundos surcos realiza.
Ejecuta incansable su trabajo
sin querer descansar ninguna hora,
siempre sacrificado y en su tajo.
El ansiado descanso no lo añora,
aunque se lo requiero sin relajo.
¡Altivo y arrogante él me ignora!