SI ACASO ME LEYERAS ALGÚN DÍA

LUNA QUE ME VELAS

LUNA QUE ME VELAS

 

¡Cruel y engañosa luna que me velas

cuando ya están cerradas mis pestañas,

que en mis insomnios, muda, me acompañas!

¿Por qué, distante tú, no me consuelas?

 

¿Por qué mis pesadillas hoy tutelas

hurtándome el descanso con extrañas

ficciones? ¿Por qué a mi alma, con patrañas,

mantienes confundida o la desvelas?

 

Permanente testigo de mis sueños

o vigilias, favor a ti te imploro.

¡Que sean mis delirios halagüeños!

 

¡Que las lucubraciones que elaboro

no sean más  congojas, sino ensueños,

aquellos con que vida yo endulzoro!

SI ACASO ME LEYERAS ALGÚN DÍA

CAUTO Y PRECAVIDO

CAUTO Y PRECAVIDO

 

¿Qué veo en el espejo que refleja

mi yo? No reconozco esa mirada.

¿Dónde la ingenuidad, en mí confiada,

pues ojos suspicaces asemeja?

 

¿Dónde está la inocencia que pareja

leal fue de mi niñez endulzorada?

¿Acaso por la edad abandonada

buscó refugio en cara menos vieja?

 

Los años me cambiaron y han traído

suspicacia y temor; mas me han robado

la confianza que yo hube tenido.

 

Triste  melancolía me ha embargado

al ver la candidez como se ha ido,

y me ha dejado cauto y precavido.

SI ACASO ME LEYERAS ALGÚN DÍA

CONVERSACIÓN CON MI INFANCIA

CONVERSACIÓN CON MI INFANCIA

¿Te acuerdas cuando tú te preguntabas

de mayor qué serías? ¡La inocencia!

¡Pobre infeliz!, carente de experiencia,

hermosas ilusiones te creabas.

 

Han pasado los años que ideabas

y aquí a mí ya me tienes, consecuencia

del cruel y duro azar, en la creencia

de un fracaso en aquello que soñabas.

 

Y ahora que tú y yo somos el mismo,

otra vez, de ilusiones del mañana

de nuevo hemos creado un espejismo.

 

Sin embargo yo temo que la anciana

edad nos haga ver con realismo

lo que viene: ¡la muerte muy cercana!